Mañana cumples cinco meses de haber llegado al mundo. Y he de confesarte que, aunque sabía cuán importante podrías llegar a ser, nunca imaginé que despertaras tantos sentimientos. Y no sólo en mí. En tu papá, tus abuelitos lejos, tus abuelitos cerca, tus tías locas, tus primos grandes, tu tío que sin verte aún ya te adora. Llegaste a cambiar muchas vidas y a llenarlas de mucho, muchísimo amor.
Ahora vivimos algo complicado y nunca antes visto: estás enfermito. Clima tonto que ha hecho que más de una persona se sienta indispuesta con tantos síntomas: tos, malestar general, dolor de cabeza, fiebre, mocos, dolor de garganta... todos los anteriores. Y aunque supimos esquivar la plaga, al final no fuimos la excepción. Yo también estoy enferma y no quiero hacer nada y me siento miserable y me siento peor de saber que esto lo siente, mi pequeñito, y que no es justo que tengas que sentirte tan mal como yo.
Sin embargo, has resultado un berraquito para enfrentar tu primera gripa. Pese a tener ojos llorosos, el pecho congestionado y no poder respirar por toda el agua mocosa en tu nariz, sigues comiendo, sigues gritando, sigues riéndote y haciendo las gracias que te hacen un niño tan especial, tan maravilloso y que hacen que el mundo a tu alrededor esté dichoso de tenerte.
Este post, más que una carta, es una declaración de absoluta admiración. Me siento muy muy orgullosa de ti, hijito.
TE AMO ALEJANDRO!!!!